Elija un contenedor: Los tomates de vaso se pueden cultivar en una variedad de contenedores, incluidas cestas colgantes, macetas o bolsas de cultivo. Asegúrese de que el recipiente tenga un buen drenaje y sea lo suficientemente grande para acomodar el sistema de raíces de las plantas de tomate.
Preparar el suelo: Llene el recipiente con una mezcla para macetas o tierra que drene bien. Agregue abono o material orgánico para mejorar el drenaje y la fertilidad.
Plantar las semillas: Siembre las semillas de tomate directamente en el recipiente o inícielas en el interior en macetas pequeñas. Separe las semillas a unas 6 pulgadas de distancia. Cubre las semillas con una fina capa de tierra.
Riegue regularmente: Mantenga la tierra húmeda pero no encharcada. Riegue las plantas profundamente una o dos veces por semana, o más a menudo cuando hace calor.
Fertilizar: Alimente las plantas con un fertilizante equilibrado cada pocas semanas para promover el crecimiento y la fructificación.
Proporcionar soporte: A medida que las plantas crecen, brinde apoyo atándolas a un enrejado, una estaca o una jaula. Esto ayudará a mantenerlos erguidos y evitará que se caigan.
Podar: Pode las plantas con regularidad para eliminar los retoños (ramas que crecen desde el tallo principal) y estimular la circulación del aire. Esto ayudará a prevenir enfermedades y promover la producción de frutos.
Cosecha: Los tomates de vaso están listos para cosechar cuando estén completamente maduros y rojos. Coseche los tomates girándolos suavemente de la rama.
Disfruta: ¡Disfrute de sus tomates frescos de cosecha propia en ensaladas, salsas o como refrigerio!
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