1. Olor:
Compruebe si hay "aromas extraños". El vino puede desarrollar un olor a vinagre o a humedad si se echa a perder. Confía en tu nariz; Los olores desagradables pueden indicar deterioro.
2. Apariencia:
El vino en mal estado puede desarrollar turbidez o turbidez. Tenga cuidado con los sedimentos o grumos inusuales en el vino, ya que pueden ser signos de deterioro.
3. Sabor:
El vino estropeado a menudo tiene un sabor soso o acuoso, perdiendo sus sabores y complejidades característicos. Además, un notable sabor a vinagre puede ser un indicador de deterioro.
4. Efervescencia:
Si su vino tranquilo (no espumoso) repentinamente comienza a burbujear o burbujear excesivamente, podría indicar la presencia de microorganismos o bacterias no deseados que producen gases durante la fermentación.
5. Sabores desagradables:
El vino puede desarrollar sabores desagradables debido a la oxidación, la exposición al calor o la luz o al deterioro microbiano. Estos sabores pueden incluir olor a corcho, a cartón o incluso un olor parecido al de un quitaesmalte.
6. Cambios de color:
Los vinos blancos pueden comenzar a dorarse o volverse de color ámbar, mientras que los vinos tintos pueden perder su color vibrante o volverse opacos. Estas desviaciones de color podrían indicar deterioro.
7. Olor a azufre:
En casos extremos, el vino en mal estado puede producir un olor abrumador a azufre o a huevo podrido. Esta es una señal importante de deterioro y no debe ignorarse.
Recuerda que si tienes dudas o sospechas sobre la calidad o seguridad de tu vino casero, lo mejor es desecharlo y comenzar un nuevo lote. Los vinos caseros suelen consumirse mejor en unos pocos meses para garantizar el mejor sabor y calidad.
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