1. Limpia el jardín. Retire todas las plantas del jardín, incluidas las malas hierbas. Si tiene plantas enfermas, asegúrese de desecharlas adecuadamente para que la enfermedad no se propague a otras plantas.
2. Prueba el suelo. Este es un paso importante para determinar qué nutrientes le pueden faltar a su suelo. Puede comprar un kit de análisis de suelo en su vivero o centro de jardinería local, o puede enviar una muestra de su suelo a un laboratorio de análisis de suelos.
3. Añade materia orgánica. La materia orgánica, como el compost, el estiércol o la turba, ayuda a mejorar la estructura y la fertilidad del suelo. También ayuda a retener agua y nutrientes. Extienda una capa de materia orgánica de 2 a 3 pulgadas sobre la tierra del jardín y trabaje con una pala o cultivadora.
4. Agregue fertilizante. Si los resultados de su análisis de suelo indican que a su suelo le faltan ciertos nutrientes, puede agregar fertilizante para compensar la diferencia. Siga las instrucciones del paquete de fertilizante para conocer la dosis de aplicación correcta.
5. Cubra el suelo. Después de agregar materia orgánica y fertilizante, cubra el suelo con una capa de mantillo, como paja, heno u hojas. El mantillo ayuda a proteger el suelo de los elementos, retiene la humedad y evita que crezcan malas hierbas.
6. Deja reposar la tierra. Ahora que has preparado la tierra del jardín, es momento de dejarla reposar durante el invierno. Esto le dará a la materia orgánica y al fertilizante la oportunidad de descomponerse y liberar sus nutrientes al suelo.
Si sigue estos pasos, podrá preparar la tierra de su jardín en el otoño y darle a sus plantas una ventaja para la temporada de crecimiento del próximo año.
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