1. Escarificar la semilla. Esto significa que tendrás que dañar la capa exterior de la semilla para que pueda entrar el agua. Puedes hacerlo limando la semilla, frotándola con papel de lija o cortándola con un cuchillo.
2. Remojar la semilla en agua durante 24 horas. Esto ayudará a ablandar la semilla y hará que sea más probable que germine.
3. Plante la semilla en una maceta llena de tierra húmeda. Cubra la semilla con aproximadamente 1 pulgada de tierra.
4. Coloque la maceta en un lugar cálido y soleado. La semilla germinará en unos 10-14 días.
5. Una vez que haya surgido la plántula, trasplántala a una maceta más grande o al suelo.
Los árboles de tamarindo son fáciles de cultivar y cuidar. Son tolerantes a la sequía y pueden tolerar una amplia gama de condiciones del suelo. Los árboles de tamarindo producen frutos comestibles que se pueden utilizar en una variedad de platos.
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