1. Seleccione una calabaza firme, de color intenso y con una cáscara suave y sin imperfecciones.
2. Elija una calabaza que sea pesada para su tamaño, ya que esto indica un interior grueso y carnoso.
3. Evite las calabazas que estén agrietadas, blandas o que tengan signos de hematomas.
4. El tallo de la calabaza debe estar firme y aún adherido. Esto asegura que la calabaza aún esté fresca.
5. Elija una calabaza que tenga buena forma y tamaño uniforme, para que sea más fácil de preparar y tallar.
Preparando la calabaza
1. Comience limpiando el exterior de la calabaza con un paño limpio y húmedo o un cepillo para fregar. Esto ayuda a eliminar la suciedad o los residuos de la piel.
2. A continuación, localiza el tallo de la calabaza. Con un cuchillo afilado, recorte con cuidado alrededor del tallo para crear una abertura circular lo suficientemente ancha como para raspar la pulpa y las semillas.
3. Una vez que la abertura esté lista, use una cuchara grande o una bola de helado para sacar toda la pulpa y las semillas de la calabaza del interior. Asegúrese de obtener la mayor cantidad posible de pulpa y semillas, ya que se pueden usar en otras recetas (por ejemplo, sopa de calabaza o semillas de calabaza tostadas).
4. Una vez que se hayan quitado toda la pulpa y las semillas, enjuague bien el interior de la calabaza con agua fría para limpiar los restos. Escúrrelo boca abajo para que se escurra el exceso de agua.
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